viernes, 7 de diciembre de 2007

La penalización de la política

Juan José Lima

"Si soy el culpable que me sancionen pero si no, que sancionen a los verdaderos culpables pero no sólo de los tres últimos días sino de todas las gasificaciones y agresiones anteriores. Que se investigue, les vamos a ayudar y que se esclarezca y que la sangre no se haya derramado en vano" (Ejecutivo FUL-UMRPSFX)

Muchas cosas pueden decirse de esta declaración, y del hecho de que la emita un estudiante con nivel universitario, pero vamos a centrarnos en sólo una de las ideas:

“Que se investigue, les vamos a ayudar y que se esclarezca y que la sangre no se haya derramado en vano”

El fondo de la idea es altamente discutible y encierra los grandes mitos que se encuentran profundamente arraigados:

Que se investigue, les vamos a ayudar y que se esclarezca

Primero, se tiene como un hecho irrefutable que la policía investiga y que el trabajo de investigación tiende a la averiguación de La Verdad. Creo sinceramente en la existencia de verdades irrebatibles y no admito la relativización absoluta en diversos campos pero también creo que el relato de los hechos pasados nunca puede ser despojado del nivel de subjetividad del observador y que nunca más podrá repetirse la posibilidad de esta observación.

En términos simples, las cosas dependen del cristal con el que se las miré y no tenemos una máquina del tiempo para conocer exactamente como sucedieron las cosas. Por lo tanto ninguna investigación ni policial ni histórica podrá asegurar su infalibilidad y sólo protocolos claros de investigación reducirán la subjetividad de estas investigaciones y aún en ese caso tendríamos el problema de despreciar a la intuición como método de apoyo científico.

Pero bueno, el buen compañero universitario no habla de verdad, habla sobre echar luz (esclarecer) sobre los acontecimientos lo que nos esta diciendo es que colaborará para la construcción de un discurso sobre como sucedieron los hechos que sea lo menos falseable o controvertible posible.

La elección de palabras del último párrafo apunta a redondear la idea: el proceso penal no asegura que su resultado será la verdad de los hechos, ningún proceso de conocimiento de hechos pasados podría, razonablemente, asegurar este resultado.

Pero aún así, no es la fase de la investigación la que nos dará los elementos más aproximados sobre esta realidad. Sólo será durante el juicio cuando a través de la confrontación de hipótesis sobre los hechos se tendrá una metodología idónea de investigación sobre los hechos.

Entonces, y teóricamente, el líder universitario que busca que los hechos se iluminen debería estar feliz por la decisión pues se busca la mejor metodología a través de un juicio en el cual podrá argumentar para lograr el deseado esclarecimiento.

Claro que la argumentación es cínica de mi parte pues sabemos que este método es tan violento que nadie se siente feliz de encontrarse sometido al mismo, porque la realidad es que el proceso penal produce sufrimiento y no verdad. Porque sabemos que el compañero universitario no estaría presto a colaborar si estuviese enjaulado durante años esperando sus 15 minutos ante el juez para esclarecer.

Que la sangre no se haya derramado en vano

Sobre la vacuidad de los fines y resultados de la disputa no voy a escribir ahora. Pero si sobre como se identifica el resultado de la investigación con un resultado que es tan importante como la vida, o la sangre derramada.

Suponemos que el compañero se refería al resultado final del proceso, suponemos que la lógica de su argumentación es “Si se encierra al que causo las muertes entonces las muertes valen la pena” No, un minuto, ni siquiera un universitario es tan tonto. Entonces ¿Qué quiso decir?

Los fines de la pena, (que nos dicen que ganamos encerrando a la gente) han sido debatidos y discutidos en diversas arenas. Ni siquiera aceptando que con el “ejemplo” nunca más morirá nadie en una revuelta social, ni siquiera siendo tan inocente de creer que alguien considerará la posible sanción a momento de disparar contra una turba, ni siquiera pensando que las condiciones de la muerte se repetirán, ni siquiera pensando en causar sufrimiento al responsable, o penando en que hay que evitar que el responsable vuelva a disparar, en ninguna hipótesis me suena razonable que una sola gota de sangre deba derramarse para lograr un fin tan vano.

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