jueves, 20 de diciembre de 2007

La no violencia y la Resolución de Conflictos

Juan José L.


El nuevo texto constitucional aprobado reconoce diversos niveles de reconocimiento del derecho a vivir sin violencia, el artículo 15.II es el que reconoce el derecho de manera más amplia. Sin embargo, la lectura integral del nuevo texto y la voluntad cívica y política de llevar a la práctica los cambios propuestos debería brindarnos la oportunidad de comenzar a vivir en una comunidad capaz de brindar alternativas no violentas a la solución de conflictos.

La preparación del escenario de conflicto es una verdad básica de la teoría del enfrentamiento, antes de entrar a una confrontación las partes que tengan un grado de razonabilidad mínimo prepararán la situación de una forma tal que sus posibilidades de éxito sean mas altas que su contrincante, en otros términos, en una pelea todos queremos buscar la posición que nos asegure el éxito.

En términos cotidianos esta preparación de las condiciones del conflicto suele presentarnos la gran falacia de las armas de fuego que consiste en la premisa “me armo por lo tanto estoy más seguro”. Y esta premisa es aplicada tanto a nivel personal (en protección de los bienes patrimoniales o familiares personales) o a nivel grupal cuando la frustración por la inexistencia de dialogo nos lleva a considerar a grupos enteros de ciudadanos como el enemigo.

Y entonces caemos en un estado de guerra no declarada, una guerra en contra de “delincuentes” que supuestamente nos acechan a diario, una guerra en contra de los hermanos que no comparten nuestras ideas, y como todo estado de guerra esta tiene sus víctimas que suelen ser los más pobres, los más débiles y los más jóvenes. Las heridas aún no han cicatrizado para dar los ejemplos concretos de la violencia grupal pero si haremos referencia a las treinta y dos muertes violentas por armas de fuego solo en La Paz en el primer semestre de 2007.

Los enormes costos del estado de violencia en Bolivia aún no han sido calculados, no conocemos el costo de la atención médica a los heridos, a los moribundos. Guiados por conocimientos empíricos y la experiencia internacional podemos afirmar que estos costos son enormes y se hacen más onerosos en un país tan pobre como el nuestro, aún enfocando el problema desde la perspectiva económica la violencia se nos presenta como un mal negocio, en términos de costos para el sistema de salud, costos por baja de la producción, costos directos de los daños materiales e indirectos emergentes. (y esto sin considerar que la vida no tiene precio), sin embargo la violencia ha llegado a adquirir carta de ciudadanía en nuestro país, violencia personal cotidiana y violencia grupal histórica.

El derecho del pueblo a armarse y defenderse no precisa ser recogido en la constitución, este derecho precisamente será ejercido cuando la constitución ceda su lugar a algún poder de hecho. El nuevo texto recoge el principio de la no violencia en el marco de un estado de derecho, cuando el poder se corrompe o es asumido por violentos, entonces la defensa legítima tomará esa característica, pero ese no es punto al que debamos referirnos, afortunadamente, en este momento.

El derecho a vivir sin violencia de los bolivianos nos da la posibilidad histórica de construir una nueva sociedad, de consolidar y aplicar una cultura de paz que sin duda existe pero que cada día ponemos en riesgo.

Las políticas públicas deben ser capaces de superar las buenas o malas intenciones individuales, deben ser enfocadas de manera racional y razonable la no violencia no puede correr el riesgo de ser confundida con un discurso pacifista vacío, el tiempo de los discursos deberá dejar paso a la aplicación de políticas públicas serias de no violencia que entre cosas contemplen:

  • Políticas de seguridad ciudadana que contemplen medios no violentos de prevención. Soluciones tan simples (y a la vez tan complejas) como el fortalecimiento de vínculos comunales y familiares, el trabajo en iluminación, la confrontación directa con focos de pobreza identificados, una ley de control democrático de armas, estos son sólo ejemplos de soluciones no violentas que influyen directamente en la seguridad.
  • Los menores deberán dejar de ser criminalizados y por mandato constitucional se nos obligará a repensar el fenómeno criminal juvenil buscando medios no violentos de afrontar estos conflictos. El cambio fundamental de dejar de ver a los jóvenes como un problema y buscar los problemas reales de los jóvenes será una obligación más que una cuestión de buena voluntad de las autoridades.
  • La preparación del conflicto deberá darse pensando en una solución no violenta. No es tiempo de proyectar los institutos pero sin duda deberá pensarse en formas sociales de intercambio y dialogo, las instituciones deberán dejar su papel cómodo de mediadores de conflictos iniciados y deberán asumir un papel proactivo asumiendo que los conflictos se darán tarde o temprano y que es una obligación del estado preparar los escenarios para que su solución se manifieste de la forma menos violenta posible.
  • La seguridad de los miembros de la familia, de los menores, de los discapacitados y los adultos mayores se encuentra especialmente protegida y el estado y todos nos veremos obligados a dejar de lado las prácticas violentas en contra de estos sectores, pero esta obligación no debe, no puede quedarse en un discurso su implementación deberá reflejarse en políticas públicas y en medidores reales de resultados de reducción de la violencia.

Los conflictos siempre existirán, pero a partir de la aprobación del nuevo texto, será una obligación evitar que su solución sea violenta o al menos lo menos violenta posible.

1 comentario:

pab2007k dijo...

viva la quinta sinfonia de bethoven viva dios y la birgen MARIA